Grupos de jabalíes vuelven a acercarse a casas en Canido

iria juiz VIGO / LA VOZ

OIA

Su presencia es cada vez más frecuente en las fincas, en las que los vecinos a penas cultivan por los destrozos causados

21 jul 2022 . Actualizado a las 11:30 h.

Los jabalíes han vuelto a acercarse a las casas en Canido y Coruxo. Un vídeo vecinal muestra cómo el viernes los animales se pasearon a plena luz del día por fincas particulares de la zona. No es la primera vez que los vecinos observan estos animales tan de cerca. De hecho, se está convirtiendo en algo cada vez más habitual.

En marzo las asociaciones de vecinos de San Miguel de Oia y Saiáns advirtieron de la presencia de un centenar de jabalíes que se asentaron en el humedal de O Vao, de unos 250.000 metros cuadrados, entre la playa y la carretera que une Vigo y Baiona.

En los mismos días fueron avistados dos de ellos en zonas urbanas, y después de que numerosos ciudadanos avisaran a las autoridades, se procedió a sedarlos para devolverlos a la zona donde se estimaba que procedían, los montes de Nigrán.

Las batidas parecen la única solución que la Administración propone, pero estas además de realizarse «de vez en cuando», «no ofrecen resultados efectivos», declaran los habitantes del lugar.

«Hemos pasado varias notas a la Xunta y al Concello pidiendo soluciones», declara Ángel Goberna, presidente de la asociación de vecinos de Oia, que comenta que uno de los mayores problemas es la reproducción desmedida de estos animales. Olga Durán, vecina de Canido, lamenta que por muchas llamadas que hagan, «una Administración le pasa la pelota a la otra» y, «escudándose en que no son zonas de caza», no buscan soluciones.

En la última batida que recuerda la vecina se presentaron dos personas con unas cuerdas unidas y unos perros en cada extremo, y consiguieron mandar a los animales de vuelta al monte. Muchos de ellos desaparecieron por un tiempo, pero el viernes volvieron a bajar y se presentaron cuando todavía había luz natural, sobre las 21.00 horas.

Durán cuenta que, desde la última batida, ya habían notado la presencia de uno de ellos: «Aparecían muchos lugares removidos». El otro día, una media hora después de que se limpiaran varias parcelas cercanas a las casas, vieron aparecer unos seis jabalíes. «Son un peligro y la gente tiene miedo, pero no podemos hacer nada; entonces, lo tomamos a risa», declara la mujer.

Si bien hace diez años la presencia de estos animales salvajes era patente, los habitantes de Coruxo explican que cada vez se acercan más a las viviendas, arrasando con todo lo que se encuentran por el camino. Comenzaron frecuentando zonas pantanosas, pero ahora también se aproximan a las fincas de los vecinos, en las que ya apenas se cultiva por los destrozos que causa el paso de los jabalíes.

Lo más peligroso, según los residentes, resulta cuando los animales se acercan a la carretera, como han hecho en varias ocasiones, y golpean a los coches que pasan por la zona. Emplean diferentes métodos para tratar de disuadirlos de las cercanías de sus casas, y aunque hasta ahora daban ciertos resultados, los cerdos salvajes se han acostumbrado a todo, a los molinillos, al olor de la ropa y a las alambradas.

Ya en el último gran avistamiento de estos animales la Administración gallega confirmó que durante la pandemia la reproducción de esta especie se disparó. Esta invasión, además de a Vigo, afecta a otros lugares. Este año ganaderos y agricultores de O Rosal y A Guarda pidieron ayuda ante la irrupción masiva de jabalíes.